Putin sin espías en Europa: la expulsión de decenas de ‘diplomáticos’ daña la ‘inteligencia’ de Moscú
El Ministerio de Exteriores de Ucrania ha cifrado en 443 los diplomáticos rusos que han debido abandonar el país en el que estaban destinados por Moscú tras las expulsiones decretadas por gran parte de la comunidad internacional. Pero esta noticia no tendría una mayor relevancia si, detrás de ello, se escondiera el verdadero motivo por el cual han sido expulsados. Cortar de raíz la red de espías que a través de embajadas y consulados preparan operativos para conseguir recopilar inteligencia en los países europeos.
Putin como ex agente del servicio secreto ruso, sabe muy bien que su Gobierno depende de esa red de espionaje para poder reconducir sus acciones en la invasión en Ucrania. Más de veinte países europeos han obligado a abandonar de sus países a un número muy significativo de funcionarios diplomáticos rusos golpeando así la principal línea de información del presidente, Vladímir Putin.
El oficial de la CIA Marc Polymeropoulos ha asegurado que «la guerra de inteligencia con Rusia está en pleno apogeo». Esta frase resume por sí sola una realidad incuestionable. Rusia se queda sin su red regional europea y sin información viable sobre los movimientos que los países europeos aplican en las últimas semanas a favor de Ucrania.
«Desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania, los Estados socios han expulsado a 443 diplomáticos rusos. Estados Unidos, Reino Unido y República Checa han reducido significativamente la presencia diplomática del Estado agresor antes de que Rusia declare la guerra a gran escala», se ha señalado desde el ministerio de Exteriores de Ucrania.
Además, desde el Gobierno ucraniano ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que no se queden ahí y aumenten sus medidas contra Moscú para «ejercer la máxima presión» sobre la nación euroasiática y se logre poner fin definitivamente a «su guerra bárbara contra Ucrania».
En el otro lado de la balanza diplomática se encuentran los embajadores internacionales en Ucrania, que tras abandonar la capital ante la inminente guerra a finales de febrero, comienzan poco a poco a regresar a Kiev en un gesto que el propio presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, reconoció y agradeció.
«La presencia de misiones diplomáticas extranjeras en Kiev es un trabajo normal de las embajadas. Esta es una señal clara para el agresor de que Kiev es nuestra capital, no la ciudad provincial de Rusia, sino la capital de Ucrania», aseveró.
Expulsión de diplomáticos
Países bálticos como Lituania o Letonia cuya política dura contra el Kremlin es de sobra conocida, han ordenado el cierre de los consulados rusos esta semana y ordenado, por tanto, la expulsión de una nueva ola de funcionarios rusos. Han asegurado al mismo tiempo que: «Cerramos su red regional». Otros países que también ha obligado a abandonar sus países a diplomáticos rusos han sido, entre otros: Dinamarca, Italia, Eslovenia, Alemania, Portugal, España o Suecia.
Un alto funcionario europeo relacionado con los servicios de inteligencia señaló que «no todos los espías declarados han sido expulsados, en algunos casos, permitimos que el jefe de estación se las arregle con un equipo más pequeño. Eso puede seguir siendo un canal valioso». De esta manera se determinará la capacidad de Rusia para difundir desinformación en Europa y EEUU sobre lo que está ocurriendo en Ucrania.
Mientras tanto, esta semana veíamos como los servicios de Inteligencia alemanes interceptaban comunicaciones por radio entre militares rusos que demostrarían la implicación de las tropas de Rusia en matanzas de civiles en Ucrania, dentro de la ofensiva lanzada sobre este último país desde el 24 de febrero.
La agencia BND trasladó esta información al Parlamento alemán en un encuentro a puerta cerrada y, en ella, también se confirmaría el despliegue de fuerzas paramilitares en las inmediaciones de la capital de Ucrania, Kiev.
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